¿Qué puede hacer la filosofía por las mujeres? ¿Y las mujeres por la filosofía?


Por Rosana Triviño Caballero. Presidenta de LI2FE.

Este mes de marzo promete. La movilización feminista del día 8, con un alcance que se prevé más potente que en ocasiones anteriores, se encargará de recordar que el mundo no funciona sin las mujeres y que la historia ha sido injusta con nosotras. Visibilizar lo obvio se hace imprescindible cuando quienes se encargan de criar, cuidar, cocinar, limpiar o comprar, frecuentemente son objeto de explotación y falta de reconocimiento social, político y económico, dentro y fuera de casa. Junto a lo anterior, es necesario también exigir la multiplicación de esfuerzos para afrontar la violencia machista contra las mujeres como un problema de primer orden. Por tanto, recorrer las calles y parar el mundo el 8 de marzo, de hecho o simbólicamente, mostrará que las mujeres somos indispensables para todo, para todxs, en cualquier lugar. El día después y los siguientes tocará continuar trabajando, mantener despiertas las conciencias, no olvidar lo gritado y aplaudido. 

Con este telón de fondo, me ha parecido interesante hacer una brevísima reflexión sobre lo que pueda tener de útil la filosofía para las mujeres y cuál es la aportación de las mujeres a la filosofía. En tiempos en los que el estudio de la filosofía peligra, por un lado, y en los que la presencia de mujeres filósofas sigue siendo llamativamente escasa, por otro, resulta pertinente preguntarse qué sentido tiene para las mujeres defender la supervivencia de la filosofía.


        “Women Repairing Bicycle, c. 1895” by Unknown –          
Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons.


Como disciplina, la filosofía tiene la utilidad de lo inútil, como predicaba el conocido manifiesto de Nuccio Ordine. Nadie necesita la filosofía para reflexionar acerca de algo, pero desde ella se cuestionan los límites, se denuncia lo intolerable, se ejercita el pensamiento crítico sobre lo establecido, se toma conciencia de lo que ocurre dentro y fuera de una misma. Entre otras cosas, ello permite identificar las relaciones de poder, la desigualdad, los mecanismos de opresión y los contextos en los que todo esto se produce. Como consecuencia, resulta más difícil mirar hacia otro lado y, cuando esto ocurre, no hay excusa, se hace a sabiendas, lo que implica una responsabilidad adicional. Por tanto, la filosofía tiene la capacidad de sentar las bases para la acción y explorar vías que contribuyan al reconocimiento, la libertad y la igualdad de las mujeres.

Para que lo anterior llegue a buen puerto, muchas pensamos que la filosofía necesita contar con las mujeres. En un ámbito en el que los varones son más visibles y ocupan mayoritariamente cargos, cátedras y premios, es importante plantearse, por un lado, a qué se debe la infrarrepresentación femenina; por otro, por qué debería importarnos esta disparidad, es decir, qué es lo que se pierde si la presencia de filósofas es escasa. Como ocurre en otros territorios, la primera cuestión tiene una difícil respuesta. No resulta fácil detectar los problemas sistémicos que provocan la exclusión, marginación y trivialización tanto de las filósofas como de sus contribuciones a la disciplina. En principio, la preocupación por la existencia de estas cuestiones debería ser relevante para lxs filósofxs por razones de justicia. También parece evidente que cuantas más voces y perspectivas se incluyan en la disciplina, mejor y más rica será. Sin embargo, quizá lo obvio dificulte la toma de conciencia de la situación. Cuanto más asentada y normalizada esté una dinámica, menor es la capacidad para verla desde una perspectiva crítica.  De ahí la necesidad de estar alerta ante problemas como el cuestionamiento de la capacidad racional de las mujeres; los sesgos implícitos y la amenaza de los estereotipos; la fe ciega en la meritocracia y la objetividad; la falta de credibilidad y de reconocimiento de la autoridad. Las filósofas tienen mucho que decir sobre todo esto; su presencia, sus experiencias y aportaciones son necesarias, sin menospreciar las de los filósofos, cuya solidaridad nos es imprescindible. Se necesitan cambios en el mundo para y por las mujeres, también en la filosofía.

Con esta primera entrada, que espero que sea la primera de muchas, queda inaugurado este espacio. El estreno se produce casi un año después de nuestra constitución como Agrupación. Una vez superada la gymkana administrativa, vamos ampliando horizontes y dando cobijo a nuevos proyectos. Alimentar mensualmente nuestro blog es uno de ellos, así que nuestra siguiente entrega será el 1 de abril.

 ¡Larga vida a LI²FE!

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